lunes, 22 de enero de 2007

Las rabietas

Es muy probable que el niño pase la etapa de los primeros pasos sin estallar en uno de esos espectaculares numeritos de suelo también conocidos como rabietas. Algunos niños son más dados a las rabietas que otros, como si tuvieran la mecha más corta. Quizás sea parte de su carácter.
La rabieta se produce cuando el niño choca de frente contra el mundo y éste no esquiva el golpe. La pueden desencadenar muchas cosas distintas, pero la verdadera causa es siempre algún tipo de frustración. El niño descubre que no puede hacer algo que quiere hacer porque no dispone aún de aptitudes necesarias, algo no le sale como esperaba, le impides hacer algo que quería hacer, pretendes que haga algo que no quiere hacer o sencillamente llega al límite de su aguante emocional. Independiente de cuál sea la razón, se enciende la mecha y todo explota.
Puedes minimizar la frustración que experimenta el niño a esta edad, pero no puedes deshacerte de ella por completo; forma parte del proceso de aprendizaje, y el niño se encuentra en una etapa en la que está deseoso de aprender. Las técnicas de implicación y otras estrategias pueden resultar útiles para acabar con una rabieta, pero no siempre.
Lo que no debes hacer, cuando la rabieta ya haya empezado, es ceder. Ceder ante una rabieta es la mejor forma de garantizar que después de ésa vendrán otras muchas más. Si cedes, le demuestras que la estrategia funciona.
Cuando el niño se encuentra en medio de una rabieta en toda regla, la situación resulta aterradora, tanto para ti como para él. El niño ha perdido literalmente los papeles y se ve invadido por sentimientos de ira. Algunos niños corren y gritan, otros se tiran al suelo, dan patadas y chillan, hay otros que dan cabezazos contra los muebles o incluso contra sus padres. Este es el modo de resolver una rabieta:

ü Lo primero es asegurarse de que el niño no se hace daño, ni hace daño a otras personas o rompe cosas.
ü Procura mantener la calma. Tu enfado sólo empeorará la situación. Si no estás segura de poderte contener, sal de la habitación. Lo peor que puedes hacer es devolver la rabieta.
ü No intentes razonar con el niño (no oye, ni quiere hacerlo).
ü A algunos niños se les pasa la rabieta antes si se les abraza fuerte. Con otros, es peor.
ü Si la rabieta es medio deliberada, como puede suceder cuando un niño algo mayor quiere salirse con la suya, ignorarlo por completo puede dar buenos resultados.

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